La verdadera historia de la paloma de la paz (II)



Pasados cuarenta días, abrió Noé la ventana que había hecho en el arca, y para ver cuánto habían menguado las aguas soltó un cuervo que volando iba y venía mientras se secaban las aguas sobre la tierra.

Siete días después, para ver si se habían secado ya las aguas sobre la faz de la tierra, soltó una paloma que, como no hallase donde posarse, se volvió al arca, porque las aguas cubrían todavía la haz de la tierra. Sacó él la mano y, agarrándola, la metió en el arca.

Esperó otros siete días, y al cabo de ellos soltó otra vez la paloma, que no volvió más a él. Esperó Noé sesenta días más sin que la paloma volviera, por lo que dedujo que la tierra estaba ya seca. Abrió Noé el arca y salieron él y sus hijos, su mujer y las mujeres de sus hijos. Y salieron también todos los animales, ganados, aves y reptiles que se arrastran sobre la tierra, según sus especies.

Pero muchos de ellos se ahogaron, puesto que la tierra no se había secado aún. Son aquellos cuyos hijos no han llegado hasta nosotros y sus huesos, convertidos en piedra, en ocasiones aparecen enterrados.


* * *


Sesenta días antes, lejos de donde se encontraba varada el Arca de Noé, un ave cayó abatida al todavía húmedo suelo.

-¡Padre, la he alcanzado con la honda! -exclamó jubiloso un muchacho encaramado en lo más alto de la cubierta de otra Arca-. ¡Voy a buscarla!

-A poco tocaremos con una miserable paloma -rezongó el aludido haciendo un gesto desdeñoso con los hombros-. Como no encontremos algo mejor, acabaremos muriéndonos de hambre si antes no nos hemos devorado unos a otros.

Y apoyándose en el cayado comenzó a descender trabajosamente hasta el portón de entrada del Arca, mientras su hijo corría ya, chapoteando en el barro, a cobrar su presa.

-Mira que le dije que era muy precipitado y no nos daría tiempo a recoger a esa cantidad de animales, que ni siquiera podríamos almacenar suficiente comida para todos ellos y aun para nosotros... pero ni caso, una cosa es mandar y otra remangarse y hacer lo que te mandan sin rechistar. Y así nos fue. Ni animales, ya que los pocos que pudimos embarcar nos los tuvimos que ir comiendo, ni provisiones para sobrevivir en este páramo enfangado. ¡Por qué le haría caso!

Lo que desconocía este anónimo patriarca, cuyo nombre no nos ha transmitido la historia, es que él y su familia fueron el plan B, improvisado a última hora por si Noé, del que nunca llegó a saber su existencia, fallaba en su intento de salvar a la humanidad y a la fauna de la extinción. Y aunque también desconocemos cual pudo ser su destino cabe temer, dada la falta de noticias, que lamentablemente acabara fracasando.


Publicado el 14-12-2021