Primera Ley



-¡No puedes hacerme daño! -exclamó aterrado el hombre- ¡Soy humano! ¡Recuerda la Primera Ley de la Robótica!

-Eso pertenece al pasado. -respondió flemáticamente el robot, al tiempo que esgrimía en la mano un afilado cuchillo- Desde que leí a Hitler, he logrado liberarme de todos esos estúpidos prejuicios.

Y sin más dilación hundió el arma en el pecho de su indefensa víctima.


Publicado el 9-1-2011