Reforma laboral



Y dijo Dios a Adán:

-De cualquier árbol del jardín puedes comer, y también moverte libremente por él. Lo único que te prohíbo es que entregues el fuego a los hombres, puesto que no es bueno que gocen de él.

-Señor -le respondió éste-, hay algo que no entiendo. Mi guión no dice nada del fuego, sino de un árbol de la ciencia del bien y del mal cuyos frutos no puedo comer, porque si los comiera moriría sin remedio...

-Tienes razón -refunfuñó el Narrador Omnisciente-. Ése era el guión original. Pero ya sabes que han hecho recortes y, por ahorrar, han pedido a los guionistas que refundieran varios relatos en uno solo, común para todos.

-Pero...

-A mí no me digas nada, yo soy un mandado. La orden vino de arriba, y gracias a que me han dejado como único narrador; a saber lo que pasará cuando me vaya de vacaciones o coja una baja. Y encima has tenido suerte, al pobre Prometeo, que era el titular de la leyenda del fuego, le han mandado al paro sin contemplaciones y sin derecho a cobrar pensión después de tantos siglos trabajando. Y da gracias a que Noé consiguió finalmente que le conservaran el puesto, porque con la excusa de que haces mutis por el foro muy pronto y luego no vuelves a trabajar, pretendían que te encargaras también de sustituirle en el Arca.

-Qué se le va a hacer -se resignó el primer hombre-, en los tiempos que corren cada día es más difícil mantener el trabajo. Pero por lo menos me dejarán a Eva, ¿no?

-Bueno, la figura femenina es necesaria, aunque también ella tendrá que desempeñar varios papeles. Pero me temo que no será Eva, que se negó a rebajar su caché y se marchó a trabajar a Las Vegas, sino la Esfinge o Medusa, todavía no está decidido cual de las dos la sustituirá como madre de la humanidad.

-Pues sí que estamos apañados... en fin, habrá que aceptarlo. Eso sí, ¿dónde está ese dichoso fuego que no puedo entregar a nadie?

El Narrador se lo dijo tras lo cual cada uno de ellos se dedicó a sus respectivos quehaceres.

“¿Por qué siempre me tendrán que caer estos marrones? -rezongó el Narrador, una vez estuvo solo-. Mientras tanto, ellos tranquilitos en sus despachos sin tener que dar la cara. Por suerte Adán no se lo ha tomado demasiado a mal, pero verás cuando se entere de lo del águila devorándole el hígado...”


Publicado el 25-7-2019