Talón de Aquiles



El forense entró sin llamar en el despacho del comisario, se sentó frente a él y arrojó sobre la mesa los papeles que llevaba en la mano.

-Aquí están los resultados de la autopsia -espetó a modo de saludo con el ceño fruncido-. Y si quieres que te diga la verdad estoy desconcertado; en mis treinta años de servicio no había visto nada igual.

-¿De qué se trata? -preguntó el interpelado sin hacer ademán de recoger el informe.

-Las causas de la muerte: fue un envenenamiento.

-¿Y qué tiene eso de particular? Teniendo en cuenta que barajamos la hipótesis de que se trató de un homicidio, no resulta sorprendente que su asesino eligiera un veneno en lugar de una agresión física.

-Sí, pero no con este veneno -porfió el galeno.

Y haciendo una estudiada pausa teatral, continuó:

-Fue con un insecticida. Más concretamente, con uno recomendado para matar arañas, ácaros y garrapatas, es decir, arácnidos en general.

-Es importante que hayas identificado el veneno -reconoció el policía-, pero no veo qué pueda tener de extraordinario; es más fácil conseguir un insecticida o un matarratas que cianuro o arsénico.

-Me temo que no me he explicado bien -rezongó el forense al tiempo que se removía inquieto en la silla-. Ese insecticida es inocuo para los humanos, habría sido necesaria una dosis miles de veces superior a la que he encontrado para causar trastornos, e incluso dudo que pudiera llegar a ser mortal.

-¿Se trató de una reacción alérgica? Hay quien muere por una simple picadura de avispa...

-No encontré el menor rastro de anafilaxia en el cadáver. Simplemente, para él resultó mortal un producto que en teoría era inocuo, así de sencillo... y de extraño, sobre todo porque no existía ninguna herida o lesión, ni externa ni interna, que pudiera explicar su fallecimiento.

-Hum... ¿sabes de quién se trataba?

-Leí su nombre en la ficha que me pasasteis, pero no me dijo nada. Un tal... -vaciló- Peter Parker, si no me equivoco.

-En efecto, éste era su nombre, pero no era conocido por él. Por cierto... tú le viste desnudo, ¿no?

-Evidentemente. ¿Cómo querías que le hiciera la autopsia? ¿Vestido de cabaretera?

-Disculpa. Quería decir que tú ya le viste así.

-Es es protocolo habitual. Suelen ser los auxiliares quienes los desnudan, aunque en ocasiones lo hacen tus chicos si es necesario enviar la ropa a la policía científica. A mí los clientes siempre me llegan tal como vinieron al mundo. Como comprenderás no voy a andar perdiendo tiempo en estas minucias, aparte de que a estas alturas no siento el menor interés por un estriptis póstumo.

-Espera un momento -masculló el comisario al tiempo que rebuscaba en el cajón de la mesa. Y sacando de él un fajo de fotografías, se las mostró.

-Así es como le encontramos en el interior de un almacén abandonado, a donde sin duda fue en persecución de uno o varios delincuentes que según todos los indicios le habían preparado una encerrona. Por supuesto, iba vestido. Quizá le reconocerás con este atavío.

El forense cogió la primera fotografía y observó con detenimiento el cadáver que, en decúbito supino, aparecía vestido con un llamativo traje de colores rojo y azul que le cubría todo el cuerpo a modo de una ceñida malla, incluyendo la cabeza. En el pecho llevaba dibujada una araña.

-Es... es... -musitó perplejo.

-En efecto. Es, o mejor dicho era, Spiderman. Mira si quieres las otras fotografías, pero no te van a aportar nada nuevo.

-Así que Spiderman era en realidad Peter Parker... -murmuró el médico absorto en sus pensamientos al tiempo que dejaba la fotografía encima de la mesa. ¡Quién lo hubiera pensado...!

-En efecto, ésta era su identidad secreta, y si te sirve de consuelo reconoceré que nosotros tampoco lo supimos hasta que encontramos el cadáver y cotejamos sus huellas dactilares. Por cierto, nos costó bastante trabajo quitarle los guantes. Pero esto ya es irrelevante, lo que importa es saber quién lo mató -el policía estaba más hablando consigo mismo que con el visitante-. Al menos sabemos como, y esto ya es bastante.

-¿Quién pudo ser? -el forense se mostraba confuso.

-¿Quién sino alguno de los supervillanos a los que se enfrentaba? Doctor Octopus, Duende Verde, Venom, Electro, Mysterio... y muchos más cuyo nombre no recuerdo ahora. Me temo que será complicado encontrarlo; el pobre Parker tenía muchos enemigos.

-Sí, todos se enfrentaron a él, e incluso en ocasiones llegaron a ponerle en verdaderos aprietos. Pero no me cuadra que ninguno de ellos intentara envenenarlo, y menos de esta manera tan insólita. Porque, sigo insistiendo, ese insecticida no tendría que haberle matado.

-En cuanto a lo primero, estoy de acuerdo contigo en que ésta no es la manera de actuar de los supervillanos clásicos, por muy pérfidos que sean, y algunos lo son; siempre combatían con el Hombre Araña de una manera digamos deportiva, nunca con artimañas. Así pues, tendremos que buscar al asesino entre los menos conocidos que sean además partidarios de jugar sucio. Respecto a tu segunda pregunta, creo que se puede entender bastante mejor.

-Pues como no me lo expliques, seguiré in albis. Porque desde luego, una explicación médica no la hay.

-Nada puedo asegurar, sólo deduzco... aunque juraría que no debo andar muy descaminado -y viendo el gesto de impaciencia de su visitante, continuó-. Como evidentemente sabes, Spiderman era un superhéroe que adquirió sus superpoderes merced a la mordedura de una araña radiactiva escapada accidentalmente de su encierro. Estos superpoderes eran básicamente los de un arácnido, incrementados a escala humana.

Hizo una breve pausa y continuó:

-Pero como buen superhéroe, Spiderman tenía también su talón de Aquiles. El de Superman es la kriptonita, Wonder Woman pierde sus superpoderes si un hombre le ata las manos, el Detective Marciano es vulnerable al fuego, Linterna Verde al color amarillo, Thor no puede perder su martillo... y Spiderman se había convertido en una araña humana, pero araña al fin y al cabo. Podía trepar por los muros más inverosímiles, podía tejer telas de araña; y mucho me temo, aunque esto habrá que comprobarlo a nivel bioquímico con análisis más precisos que tu autopsia, era desde el punto de vista biológico una araña. Y por lo tanto -zanjó-, sensible a todo aquello que pudiera afectar o matar a un arácnido, como por ejemplo los insecticidas.

-Tiene su lógica... -reconoció el forense-. Pero nunca imaginé que pudiera ocurrirle.

-Es normal que un superhéroe intente camuflar su punto débil; hasta el propio Aquiles lo hizo protegiendo con una armadura todo su cuerpo a excepción de su vulnerable talón. De hecho sabíamos que a Spiderman le afectaban los resfriados y que ciertos gases inocuos, como el cloruro de etilo, le privaban de sus poderes o le anestesiaban. Pero como es natural mantenía en secreto su vulnerabilidad a los insecticidas, o al menos al que le mató, por la cuenta que le traía, ya que como hemos tenido ocasión de comprobar le iba la vida en ello. Literalmente.

-Pero alguien lo debió averiguar.

-Así fue, para su desgracia -suspiró el policía-. Alguien lo suficientemente taimado como para tenderle una trampa mortal, algo que no habían conseguido ni sus archienemigos más poderosos. En fin, así es la vida -suspiró.

Y recogiendo las fotografías y el informe forense, guardó todo en el cajón de la mesa al tiempo que decía:

-Nada más podemos hacer hasta que dispongamos de los resultados de los análisis bioquímicos y genéticos, y eso tardará algunos días. Así pues, te invito a un café en el bar de enfrente; el de la máquina del vestíbulo sólo es bueno como purgante, y no me apetece tener que visitar los servicios de la comisaría. No veas como los dejan algunos.


Publicado el 22-7-2021