Después del diluvio los hijos de Noé y sus descendientes tenían entonces una sola lengua y unas mismas palabras. Y dijeron: Edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo, lo que nos hará famosos y nos mantendrá unidos.

Descendió Yahvé a ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo: He aquí un único pueblo con una sola lengua que se ha propuesto levantarlas y nada les impedirá hacerlo. Para castigar su soberbia, confundiré su lengua de modo que no se entiendan los unos con los otros y se vean obligados a dispersarse por la faz de la tierra.

Así lo hizo Yahvé, y la ciudad fue llamada Babel, que significa Confusión, porque allí confundió Yahvé la lengua que hablaban. Pero sus habitantes no se dispersaron por la faz de la tierra, sino que se convirtieron en traductores y profesores de idiomas haciendo de Babel un centro de estudios de filología y lingüística de fama mundial.