La verdadera historia de la Torre de Babel



Eran todos de una sola lengua y de unas mismas palabras. En su marcha desde oriente los descendientes de los hijos de Noé hallaron una llanura en la tierra de Senar, y se establecieron allí. Dijéronse unos a otros:

-Vamos a hacer ladrillos, y a cocerlos al fuego para edificar una ciudad y una torre cuya cúspide toque a los cielos y nos haga famosos, por si tenemos que dividirnos por la faz de la Tierra.

Y bajó Yahvé a ver la ciudad y la torre que estaban haciendo los hijos de los hombres, y se dijo:

-He aquí un pueblo único y tienen una misma lengua. Se han propuesto levantar una torre que llegue hasta el cielo, y nada les impedirá llevarlo a cabo. Pero yo les confundiré de manera que se olviden de su proyecto.

Pensaba Yahvé confundir su lengua de modo que no se entendieran los unos a los otros, para poder dispersarlos por toda la faz de la Tierra de modo que cesaran de edificar la torre a la que llamarían Babel, que significa confusión. Pero antes de que ejecutara su castigo se acercó a él uno de sus arcángeles y le dijo:

-Señor, conozco un método mejor para desbaratar sus planes y castigar su soberbia que la confusión de lenguas que tienes planeada.

Yahvé, molesto por la interrupción, le pidió que se explicara.

-Es fácil, señor. Envía a unos cuantos ángeles menores que finjan ser los funcionarios responsables de organizar la construcción de la torre; éstos inocularán el veneno de la burocracia y entorpecerán hasta tal punto los trabajos que los hijos de los hombres acabarán renunciando a terminarla. Ten por seguro que esto resultará mucho más simple que lo que pretendías hacer.

Aunque no estaba demasiado convencido, Yahvé dio su permiso para que se aplicara el plan, ya que la multiplicación de las lenguas implicaría un arduo trabajo de reprogramación de las áreas cerebrales del lenguaje de la totalidad de los habitantes de la zona, todavía más teniendo en cuenta que dado su elevado número sería necesario implantarles un número considerable de idiomas diferentes, para lo que andaba escaso de personal.

Y el plan resultó efectivo. Los ángeles saboteadores desempeñaron su labor a la perfección sin que se llegara a sospechar de ellos, logrando que hasta la menor tarea tropezara con múltiples trabas burocráticas que entorpecían los trabajos de construcción de la torre, haciendo que cada vez fuera más difícil que ésta siguiera creciendo camino del cielo. Al cabo de cierto tiempo el hartazgo primero, y la desesperación después sembraron de rencillas la relación entre los trabajadores, los cuales acabaron disputando hasta que, incapaces de convivir, se dispersaron por la faz de la Tierra.

Y la torre quedó inconclusa, para satisfacción de Yahvé.


Publicado el 18-12-2021