Infierno telefónico



Tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac.

Ring... ring... ring... ring...

-Bienvenido al Servicio de Atención Telefónica Infernal. Para recibir información gratuita sobre todos los posibles modos de pecar, pulse 1. Para realizar una consulta acerca de como apostatar, pulse 2. Para invocar a uno de nuestros profesionales titulados, pulse 3. Para solicitar ayuda contra exorcismos, pulse 4. Para recibir información sobre aquelarres, misas negras u otras ceremonias, pulse 5. Para vender su alma, pulse 6. Para realizar cualquier otro tipo de consulta o reclamación, pulse 7.

Tac.

-Ha elegido usted la opción número 7. Si todavía no es cliente de nuestra compañía, pulse 1. Si ya es cliente, pulse 2. Para volver al menú principal, pulse 3.

Tac.

-Ha elegido usted la opción número 2. Por favor, teclee el Código de Identificación Infernal que figura en su tarjeta de cliente.

Tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac.

-Ha introducido el Código de Identificación Infernal número 6 - 6 - 6 - 0 - 5 - 4 - 7. Si es correcto, pulse 1. Para retroceder e introducirlo de nuevo, pulse 2.

Tac.

-Ha pulsado usted la opción número 1. Por favor, introduzca ahora la fecha de expedición de su tarjeta de cliente en el formato en el que aparece en ésta, separando el día, el mes y el año con almohadillas.

Tac... tac... # tac... tac... # tac... tac... tac... tac.

-Bienvenido a nuestro Servicio de Atención Telefónica, don José García García. Está usted en el área de Atención a Clientes. Por favor, ¿podría informarnos de cuál es el motivo de su consulta? Para información sobre su contrato, pulse 1. Para solicitar nuevos servicios, pulse 2. Para pasar a Contrato Plus, pulse 3. Para cualquier otro tipo de gestión, pulse 4.

Tac.

-Ha elegido usted la opción número 4. Le informamos que en estos momentos todos nuestros operadores están ocupados. Por favor, manténgase a la espera.


Música de heavy metal.


-Todos nuestros operadores continúan ocupados. Por favor, manténgase a la espera.


Música de heavy metal.


-Todos nuestros operadores continúan ocupados. Por favor, manténgase a la espera.


Música de heavy metal.


-Buenos días, le atiende Belfegor. ¿En qué puedo servirle, señor...?

-Er... José García. Verá, yo llamaba con relación a mi contrato...

-Don José, ¿me dice, por favor, el número de su contrato?

-Sí, es el 666 0 547, con fecha de...

-No, no es necesario, con el número de contrato es suficiente. Bien, veo que lo tiene usted al corriente y que se trata de un contrato básico. ¿Le han informado mis compañeros de Comercial de que, por un módico suplemento, podría pasar a disfrutar de todas las ventajas del Contrato Plus?

-Yo... la verdad es que, para lo que llamaba, era para plantear una reclamación, no para una ampliación de servicios.

-Bien, don José, dígame lo que ocurre.

-Pues... que cuando yo suscribí el contrato se me prometieron unos beneficios que todavía no he visto.

-¿Qué beneficios eran, exactamente?

-Lo normal en estos casos, supongo... a cambio de vender mi alma, tendría dinero suficiente para poder dejar de trabajar y llevar una vida regalada; tendría éxito con las mujeres y hasta me crecería el pelo... -acabó de enumerar con un hilo de voz, aparentemente avergonzado.

-¿Y dice que todavía no ha obtenido ninguno de esos beneficios?

-Así es. ¿Por qué cree usted que estoy llamando?

-Bien, don José, permítame que examine su contrato; por favor, no se retire.


Música de heavy metal.


-Don José, ¿está ahí?

-Sí.

-He estado examinando su contrato, y aprecio que la redacción está en condicional...

-¿Qué quiere decir eso?

-Pues que a usted no se le garantizó ninguna certeza, solamente se le prometió que recibiría ayuda nuestra para conseguir sus objetivos.

-¿Y no es lo mismo?

-No. Nuestra compañía se comprometía a ayudarle en todo lo posible, pero asumiendo que la probabilidad de obtener todo lo que usted deseaba nunca podría ser del cien por cien, aunque sí bastante más elevada de la que habría alcanzado por sus propios medios, y por supuesto sensiblemente superior a la que le pudieran ofrecer en la competencia.

-¡Pero es que no he conseguido nada! -explotó- Sigo trabajando en esa oficina de mierda por un sueldo miserable, no me jalo una rosca con las mujeres... y sigo estando calvo. ¿Usted cree que ésta es una manera seria de tratar a los clientes?

-Don José, créame que lamento mucho que nuestra ayuda no haya podido ser todo lo efectiva que hubiéramos deseado, pero vuelvo a reiterar que no podemos garantizar una efectividad absoluta. Según el Principio de Incertidumbre...

-¿El qué?

-El Principio de Incertidumbre. Lo enunció Werner Heisenberg en 1927, y según determina...

-No siga. Lo conozco -gruñó-. Lo que no sabía era que este postulado de la Mecánica Cuántica fuera aplicable a los negocios infernales -remató mordaz.

-Pues lo es; lamentablemente nosotros también estamos sometidos a determinadas leyes de la naturaleza que tan sólo el Benigno -pronunció el calificativo con desprecio y en un susurro- se puede permitir el lujo de trasgredir, al haberse reservado en exclusiva el don de la infalibilidad, con la consecuencia de que no todos podemos jugar con las mismas cartas.

-Está bien, eso es algo que no me interesa -zanjó, cada vez más irritado-. Yo lo que quiero es reclamar por un incumplimiento de contrato, ya que el agente que contactó conmigo no se anduvo con esas zarandajas, sino que me garantizó unos resultados de forma taxativa, sin ningún tipo de ambigüedades ni condiciones.

-¿Está usted seguro?

-¿Acaso duda que no le esté diciendo la verdad?

-No, don José, por supuesto que no; pero la memoria a veces falla de modo parcial. Si le he preguntado esto, y discúlpeme por mi torpeza, es porque lo que usted me está diciendo no figura en el contrato que tenemos archivado. ¿Está seguro de lo que dice?

-Por supuesto. ¿Piensa que habría aceptado el compromiso de no tener suficientes garantías?

-No, no es eso, pero... don José, ¿cómo contactaron con usted para ofrecerle nuestros servicios?

-Por teléfono, en una de esas campañas telefónicas que hacen todas las compañías para captar clientes -prudentemente calló que estuvo a punto de mandarles a hacer gárgaras al creer que se trataba de una tomadura de pelo.

-Es decir, que el contrato fue verbal...

-Sí, claro... ¿qué quiere usted decir con eso?

-Que es por ello por lo que su versión no coincide con lo que yo tengo aquí registrado. ¿No recibió usted una copia por escrito?

-No.

-Está bien, entonces tendremos que recurrir a la grabación de la conversación, con objeto de poder localizar donde puede estar el error.

-Me parece estupendo. Búsquenlo.

-Mmmm. Lo siento, don José, pero en estos casos estamos obligados a seguir un protocolo; le mandaremos por correo electrónico una copia en audio de la grabación para que usted pueda comprobar si lo ofrecido por nuestro comercial coincide o no con lo que usted reclama. ¿Sigue teniendo operativa la dirección de correo que figura en nuestra base de datos?

-Sí, supongo que sí, pero... ¿por qué no lo miran ustedes?

-Lo siento, pero no es posible, ya le he dicho que tenemos que ceñirnos a un protocolo.

-Está bien -suspiró-. ¿Cuánto tiempo tardarán en enviármela

-¡Oh, no mucho! Unos cinco días.

-Esperaré -y colgó.




UNA SEMANA MÁS TARDE


Tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac.

Ring... ring... ring... ring...

-Bienvenido al Servicio de Atención Telefónica Infernal. Para recibir...

Etcétera, heavy metal incluido.

-Buenos días, le atiende Belcebú. ¿En qué puedo servirle, señor...?

-José García. Verá, hace una semana llamé con relación a una reclamación sobre el contrato que tengo suscrito con ustedes. Su compañero que me atendió me dijo que me mandarían por correo electrónico una copia de la grabación a los cinco días, pero todavía no la he recibido...

-Don José, ¿le dijo días naturales, o días hábiles?

-No lo recuerdo, pero por si acaso he dejado pasar una semana entera.

-Sí, entonces el plazo se debería haber cumplido. ¿Me dice, por favor, el número de su contrato?

-Seis, seis, seis, cero, cinco, cuatro siete.

-Disculpe un momento, que lo busco en el ordenador... sí, aquí está, y aquí consta, efectivamente, la petición de enviarle la grabación. Lo que ocurre, y le pido disculpas por ello, es que mi compañero fue quizá demasiado optimista... es cierto que en algunos casos la grabación se envía en el plazo de tiempo que le dijo, pero lo normal es que se tarde algo más.

-¿Cuánto más?

-Mire, para evitar estos problemas, creo que lo mejor es darle el plazo máximo, aunque es probable que en la práctica se tarde menos.

-¿Cuánto?

-Pongamos dos semanas a partir del momento de su primera llamada, con lo cual ahora estaríamos justo a la mitad de ese tiempo. Así pues, no debería de tardar mucho en llegarle.

-Muchas gracias.

-A usted, don José, por habernos llamado. Que tenga un buen día.




DIEZ DÍAS DESPUÉS


Tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac.

Ring... ring... ring... ring...

-Bienvenido al Servicio de Atención Telefónica Infernal. Para recibir...

Etcétera, heavy metal incluido.

-Buenos días, le atiende Azazel. ¿En qué puedo servirle, señor...?

-José García. Llevo esperando más de quince días a que me envíen una copia de la grabación de la conversación que mantuve en su momento con un agente comercial suyo, en la cual vendí mi alma en unas condiciones contractuales que no han sido cumplidas por parte de su empresa, razón por la que ésta es ya la tercera vez que llamo para reclamar, puesto que no me ha sido remitida la grabación pese a que se ha cumplido con creces el plazo que me indicaron.

-Un momento, señor García. ¿Sería tan amable de decirme el número de su contrato?

-Seis, seis, seis, cero, cinco, cuatro siete.

-Perfecto. Permítame que lo compruebe. Sí, aquí está... efectivamente, no le ha sido remitida la grabación porque no la hemos encontrado en nuestros archivos.

-¿Cómo dice?

-Que no contamos con la grabación...

-¿Y para eso me han estado mareando? -explotó.

-Lo siento, don José, yo no le atendí las anteriores veces... y lo único que le puedo indicar es lo que me aparece en el ordenador.

-Pues lo siento mucho, porque usted no es el culpable, pero lamentablemente no tengo la posibilidad de decirle lo que pienso al responsable de este desaguisado. En primer lugar, me parece un abuso el comportamiento de su compañía conmigo, y en segundo sigo considerando que han vulnerado mis derechos al incumplir el contrato que suscribimos en su día. Como se puede imaginar, no estoy conforme en absoluto.

-Don José, no cuelgue, por favor. Le voy a pasar con un compañero.


La dichosa músicade heavy metal.


-Buenos días, don José, soy Behemot, el coordinador de área. Mi compañero me ha explicado su problema, y lo primero que deseo hacer es expresarle mis disculpas por su malestar, que por supuesto comparto, ya que la satisfacción de los clientes es nuestro principal objetivo.

-Eso está muy bien, pero yo quiero que atiendan mi reclamación...

-Don José, en compensación por las molestias que involuntariamente le hayamos podido causar, permítame que le ofrezca la posibilidad de cambiar su actual contrato básico al Contrato Plus Oro sin coste alguno por su parte, lo cual le dará acceso a una serie de ventajas entre las que se cuentan, en exclusiva para nuestros clientes elegidos, un curso gratuito de Iniciación a los Aquelarres, así como una edición limitada, lujosamente encuadernada en auténtica piel de ahorcado, del verdadero Necronomicón.

-Eso está bien y, bueno, lo acepto, pero no resuelve la cuestión básica de mi reclamación: se me prometieron una serie de beneficios que no he alcanzado, viniéndome ahora con la excusa de que era tan sólo una declaración de principios...

-Una excusa no, don José, discúlpeme que le corrija; siempre intentamos atender a nuestros clientes proporcionándoles toda la ayuda que puedan necesitar, pero por desgracia no compartimos el don de la infalibilidad con...

-Sí, lo sé, eso ya me lo explicaron -le interrumpió-. El problema está en que no fui informado de ese detalle, ya que de haberlo sabido es probable que no hubiera aceptado firmar el contrato.

-Lo lamento, don José, pero en ese punto no puedo ayudarle, ya que no estoy al corriente de los términos en los que se desarrolló la conversación que mantuvo con mi compañero de Comercial...

-Eso sin contar, claro está -remachó-, con la sospecha de que pudiera tratarse de un engaño premeditado, ya que es mucha casualidad que no se me remitiera una copia por escrito del contrato y que, además, no aparezca por ningún lado la dichosa grabación... así pues, como comprenderá, no me queda otra solución que la de presentar una reclamación en firme.

-Está usted en su derecho, don José, y le comunico mi deseo de que este desagradable contencioso pueda resolverse de forma satisfactoria. Pero yo no puedo atender su reclamación, ya que eso corresponde a la sección de Contratos. Tendrá que dirigirse a ellos para interponer su reclamación.

-¿Cómo lo hago?

-Llame al mismo teléfono, pero elija la opción correspondiente.

-Está bien, muchas gracias.




CINCO MINUTOS MÁS TARDE


Tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac.

Ring... ring... ring... ring...

-Bienvenido al Servicio de Atención Telefónica Infernal. Para recibir...

Etcétera, heavy metal incluido, salvo en la pulsación de una tecla.

-Buenos días, le atiende Astarot. ¿En qué puedo servirle, señor...?

-García, José García. ¿Es ésta la sección de Contratos?

-Efectivamente, don José. ¿En qué podemos ayudarle?

-Quiero interponer una reclamación en relación con mi contrato número 666 0 547.

-Perfecto, don José. ¿Con relación a qué conceptos?

Él se lo explicó.

-Muy bien, don José, ya está tramitada su reclamación. Por favor, tome nota de la referencia: es la 47-21-18-2.

-De acuerdo. ¿Cómo me enteraré del resultado?

-En un plazo máximo de quince días se le enviará un correo electrónico a la dirección que nos proporcionó usted en el momento de suscribir el contrato. ¿Sigue estando operativa?

-Supongo que sí, yo no la he cambiado...

-Está bien, entonces. Don José, ¿desea algo más de nosotros?

-Por ahora no...

-Le damos las gracias por recurrir a nuestros servicios. Que tenga un buen día, don José.




CATORCE DÍAS DESPUÉS


Tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac.

Y todos los etcéteras.

-Buenos días, le atiende Bafomet. ¿En qué puedo servirle, señor...?

-García, José García. ¿Es ésta la sección de Contratos?

-Efectivamente, don José. ¿Qué desea?

-Hace dos semanas interpuse una reclamación con referencia 47-21-18-2. Me dijeron que me enviarían un correo electrónico informándome de la resolución. El correo me ha llegado, pero lo único que dice es que vuelva a llamarles a ustedes.

-Aguarde un momento, don José, a que compruebe la reclamación. Sí, efectivamente, está aquí y, le leo, “se acuerda desestimar la reclamación por no encontrarse ningún motivo que pudiera justificar una presunta negligencia en lo referente a la tramitación del contrato, habiendo actuado Servicios Infernales en todo momento conforme a la normativa vigente”.

-¿Cómo dice? -le interrumpió indignado.

-Que se desestima su reclamación... por favor, aguarde un momento; -solicitó el teledemonio- aquí hay algo más. Dice: “Se considera que el reclamante recibió suficiente y veraz información con anterioridad a su aceptación y firma, libre y voluntaria, del contrato, y que las condiciones probabilísticas en las que Servicios Infernales basa su oferta le fueron suficientemente explicadas, no siendo tampoco responsabilidad de la compañía ningún tipo de aclaración accesoria ni, mucho menos, posterior a la firma del contrato, puesto que es responsabilidad del cliente asumir plenamente su compromiso.” Vienen enumeradas a continuación las fuentes legales en las que se basa la resolución, si desea que se las lea...

-¿Pretenden ustedes reírse de mí?

-Disculpe, don José, pero creo que usted se...

-¡Ni disculpas ni leches! -el agua había desbordado definitivamente el muro- ¡Me engañaron miserablemente, abusaron de mi buena fe, y ahora me vienen con argucias legales! A mí no me leyeron nada de eso, ni me informaron lo más mínimo, simplemente se limitaron a venderme algo que no se correspondía con la realidad. Además -remachó-, también es casualidad que no haya nada por escrito, y que la presunta grabación tampoco haya aparecido. ¡Ni tan siquiera me han mandado una copia de ese embuste que me acaba de leer!

-Don José, por favor, le ruego que...

-¡Y un cuerno! -explotó, sin pensar que, en ese entorno, la expresión perdía la mayor parte de su agresividad- ¿Dónde está mi copia del contrato que firmé? ¿Acaso no exige la ley que los contratos sean por escrito? Además, si no me equivoco, tendría que haberlo firmado con mi propia sangre...

-Permítame que le explique, don José, que esa tradición hace mucho que quedó obsoleta. Era demasiado engorrosa y además, gracias a las nuevas tecnologías, ya no era preciso...

-Tanto me da. Ustedes se las han ingeniado para que no consten en ningún lugar todas sus marrullerías, de manera que así sea su palabra contra la mía... llevando siempre las de ganar. Si me permite que se lo diga, son unos sinvergüenzas. Ya sé que usted en concreto no tiene la culpa y se limita a cumplir con su trabajo, pero por desgracia no tengo la menor posibilidad de dirigirme a los verdaderos responsables, que están bien protegidos tras su barrera.

-Don José, yo no puedo decirle más de lo que le he dicho -la voz del demonio sonaba embarazada-. Si fuera tan amable de...

-¿Tan amable de qué? ¿Me han dejado acaso alguna posibilidad de defender mis derechos, aparte del recurso al pataleo? ¿Acaso no se han reído ya suficientemente de mí? -hizo una pausa y continuó- Así que les exijo que revoquen mi contrato de forma inmediata. No quiero seguir siendo cliente suyo ni un instante más.

-Me temo, don José, que eso no va a ser posible... nuestros contratos se firman a perpetuidad y para toda la eternidad.

-Pues muy bien, pero entonces no me dejan otra opción que la de reclamar la portabilidad y trasladar mi alma a Eternidad Celestial. ¿No me negará que eso no es legal?

-Lo es, pero le advierto que en la práctica...

-Sí, ya sé que hay denuncias de que ambas compañías han constituido un lobby ilegal para evitar robarse clientes la una a la otra... pero me da igual, lo voy a intentar igual. Y si no lo consigo -lanzó el farol-, hasta estoy dispuesto a hacerme musulmán. ¿A que esa es ya otra historia?

-Está usted en su derecho, pero este tipo de información rebasa a mis competencias. Le deseo que pase una buena tarde, don José.




DIEZ MINUTOS MÁS TARDE


Tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac... tac.

Ring... ring... ring... ring...

-Bienvenido al Servicio de Atención Telefónica Celestial. Para recibir asesoramiento sobre la manera de cumplir con los mandamientos de Dios, pulse 1. Para ser informado sobre la fe católica, pulse 2. Para consultar a uno de nuestros profesionales titulados sobre cualquier cuestión de índole religiosa, pulse 3. Para solicitar la ayuda de un exorcista, pulse 4. Para inscribirse en un curso de catequesis, pulse 5. Para acceder a nuestro servicio de administración digital de sacramentos, pulse 6. Para realizar cualquier otro tipo de consulta o reclamación, pulse 7.

Tac.

-Ha elegido usted la opción número 7. Si todavía no es cliente de nuestra compañía, pulse 1. Si ya es cliente, pulse 2. Para volver al menú principal, pulse 3.

Tac.

-Ha elegido usted la opción número 1. Por favor, teclee la fecha de su bautismo siguiendo el formato día (dos dígitos), mes (dos dígitos) y año (cuatro dígitos), separando el día, el mes y el año con almohadillas. En caso de desconocer la fecha exacta de su bautismo, o de no estar bautizado, introduzca su fecha de nacimiento con idéntico formato, añadiendo al terminar un asterisco.

Tac... tac... # tac... tac... # tac... tac... tac... tac... *.

-Ha introducido como fecha de su nacimiento el 17 de septiembre de 1965. Si es correcto, pulse 1. Para retroceder e introducirlo de nuevo, pulse 2.

Tac.

-Ha pulsado usted la opción número 1. Bienvenido a nuestro Servicio de Atención Telefónica. Está usted en el área de Recepción de Nuevos Clientes. Le informamos que en estos momentos todos nuestros operadores están ocupados. Por favor, manténgase a la espera.


Música de El Mesías de Haendel.


-Todos nuestros operadores continúan ocupados. Por favor, manténgase a la espera.


Música de El Mesías de Haendel.


-Todos nuestros operadores continúan ocupados. Por favor, manténgase a la espera.


Música de El Mesías de Haendel.


-Buenos días, le atiende Aniel Querubín. ¿En qué puedo servirle, señor...?

Etcétera...


Publicado el 25-5-2004 en Ochocientos, y el 25-4-2006 en Efímero