Eternos rivales
Los Reyes Magos se las prometían realmente muy felices cuando consiguieron denunciar a Papá Noel ante los grupos protectores de los animales a causa del presunto maltrato al que éste sometía a los renos de su trineo; teniendo en cuenta la gran relevancia que en los últimos años habían alcanzado estos grupos así como su gran influencia política y social, si conseguían de esta manera privar a su gran rival de su principal herramienta de trabajo esto supondría, o al menos así lo entendían los Magos, el fin definitivo de una competencia desleal que duraba ya demasiados años.
Lo malo fue que en su euforia olvidaron que ellos también tenían necesidad de recurrir a unos auxiliares animales para poder desarrollar satisfactoriamente su trabajo; y si bien consiguieron, conforme a sus planes, privar a Papá Noel de sus renos, ellos mismos se encontraron de pronto sin camellos en los que poder cargar sus regalos.
Han pasado ya varios años y desde entonces ambas partes se han apañado como buenamente han podido cada vez que llegaba la hora de repartir los regalos a los niños: tras probar con aviones, helicópteros, camiones y hasta bicicletas, finalmente han conseguido llegar a una solución de compromiso que, mejor o peor, resulta ser razonablemente aceptable. Cierto es que algunos de los niños no reciben sus regalos hasta el mes de mayo debido a lo imperfecto de los medios de transporte utilizados por los Reyes Magos; pero cierto es también que su ancestral enemigo tropieza asimismo con idénticas dificultades, con lo cual la situación no es tan mala como hubiera podido llegar a ser.
Al fin y al cabo, continúan estando empatados.
Publicado el 2-2-2007 en NGC 3660