La importancia de llegar primero



El encargado de la ventanilla de atención al público del Club de Superhéroes estaba entretenido leyendo un tebeo de Mortadelo y Filemón cuando vino a interrumpirle un gordinflón vestido de forma estrafalaria.

“¿De qué circo se habrá escapado éste?” Pensó malhumorado al tiempo que en un perfecto tono de burócrata displicente le preguntaba qué quería.

-Buenos días -respondió educadamente el recién llegado-. Venía a solicitar la inscripción en el Club de Superhéroes.

“¿Superhéroe con esta pinta?” Se sorprendió el chupatintas mirándole de arriba abajo, al tiempo que decidía aplicarle a rajatabla el reglamento.

-¿Cuenta usted con el certificado de superheroicidad?

-No sé qué es eso, pero soy conocido de sobra en el mundo entero -y viendo que el cancerbero no daba muestras de identificarle, añadió-: Soy Papá Noel, o Santa Claus tal como me conocen por aquí.

-Los superhéroes no acostumbran a repartir juguetes -respondió displicente el covachuelista-, poseen superpoderes.

-¿Y le parece a usted que no es un superpoder visitar millones de hogares por todo el mundo en una sola noche, repartiendo juguetes en todos ellos sin más ayuda que mis renos ni más infraestructura que mi trineo? -protestó airado el habitualmente bonachón Papá Noel.

-Eso tendrán que decidirlo en el comité de nuevos ingresos. En cuanto a la falta de certificado, cabe la posibilidad de tramitar su solicitud sin necesidad de su entrega previa en base a sus argumentos, aunque no puedo garantizarle si será aceptada o no; yo tan sólo me limitaré a recogerla y tramitarla -el taimado chupatintas fingió ablandarse para seguir jugando al gato y el ratón-. Pero para ello tendré que hacerle algunas preguntas.

-Adelante -respondió confiado éste.

-Para empezar es necesario declarar en qué consiste el superpoder del candidato, así que en su caso pondré lo que usted acaba de decirme. El siguiente paso es elegir a cual de las dos secciones desearía incorporarse usted en caso de ser admitido, la de los superhéroes o la de los supervillanos.

-¡Superhéroe, naturalmente! -exclamó con vehemencia-. ¿Acaso no le parece a usted meritorio alegrar a tantos millones de niños en todo el planeta?

-Yo no opino, me limito a informar. Sí le puedo decir que en bastantes casos los supervillanos suelen ser más populares que sus antagonistas; pero la elección es cosa suya.

El muy ladino fingió abstraerse mirando la pantalla y tecleando hasta que, pasado un tiempo que estimó prudencial, adoptó una hipócrita expresión de pesar.

-¡Oh! lo siento muchoo, pero el sistema no me autoriza a registrarle como candidato a superhéroe. Sin embargo -esbozó una sonrisa irónica- sí podría hacerlo como supervillano.

-¡Pero yo no quiero ser un supervillano!

-Lo siento, ahí sí que no puedo hacer nada.

-¿Por qué no puedo ingresar como superhéroe? No entiendo el motivo.

-Como supongo sabrá, cada superhéroe cuenta necesariamente con el contrapunto de un supervillano, o viceversa si lo prefiere ver así. Y ambos se necesitan mutuamente, puesto que se complementan. Cierto es que con el tiempo pueden surgir alteraciones: un personaje que cambia de bando, alianzas más o menos contra natura que pueden durar más o menos tiempo, chaqueteos... la imaginación de los guionistas no tiene límites, aunque en realidad aquí todos se llevan bien o mal entre ellos no en función de sus perfiles públicos respectivos, sino según sus simpatías o antipatías personales, exactamente igual que en cualquier otro sitio. Y se sorprendería al descubrir quienes se juntan y quienes no.

-¿Qué tiene que ver eso conmigo? Supongo que al entrar aquí se podrá elegir libremente entre los dos grupos, con independencia de con quien te relaciones después. Y como comprenderá, un personaje como yo jamás podría ser un supervillano, ya que esto arruinaría mi reputación.

-Le pido disculpas, me temo que no me he expresado bien. Cuando alguien ingresa en el club, sea en un bando o sea en el contrario, es necesario que proponga a su antagonista, porque de no ser así no tendría ningún sentido. ¿Se imagina a Superman sin Lex Luthor, a Batman sin Joker, a Spiderman sin el Duende Verde, a la Patrulla X sin Magneto, a los Cuatro Fantásticos sin el Doctor Muerte? Todas sus superheroicidades quedarían reducidas a ayudar a las ancianitas a cruzar la calle o a rescatar a gatitos subidos a los árboles. Y, claro está, una vez registrado su oponente éste no puede pertenecer a su bando. Insisto, esto es de cara a su imagen pública, no afecta a sus relaciones personales.

Papá Noel estaba perplejo.

-¿Pero cómo es posible esto? Yo no he dado en ningún momento mi autorización para que nadie me catalogase como su supervillano personal. ¡Faltaría más!

-Es que no es necesario hacerlo -el oficinista estaba disfrutando más que un gorrino en un charco-. Tenga en cuenta que, de cara a los lectores y los espectadores, lo que importa es la existencia de una rivalidad previa y conocida, no es cuestión de elegir a voleo el primer superhéroe o supervillano que se le antoje. Todo tiene que parecer natural aunque no lo sea.

-¿Acaso quiere decir que...?

-En efecto. Usted fue propuesto como antagonista por unos socios recién incorporados al club, y su solicitud fue aceptada por el comité de selección puesto que se ajustaba a las normas. Así de sencillo.

-¿Quién podría haberlo hecho? Yo no tengo enemigos... -se interrumpió de repente-. Oiga, no me irá a decir que...

-En efecto. ¿Qué mejor contrapunto para usted que los Reyes Magos? -tras la ventanilla su rostro exhibía una amplia sonrisa-. Su rivalidad es secular y conocida por todo el mundo.

-¡Esos *******! ¿Por qué no puede ser al revés, yo el bueno y ellos los malos?

-Porque se le adelantaron. Por muy poco, eso es cierto, pero se le adelantaron. Y, permítame la pregunta, de haber sido al contrario, ¿no habría hecho usted lo mismo?

-Yo... yo no sabía nada de esto, me acabo de enterar por usted.

-Bien. Con independencia de que su última afirmación sea cierta o no, es lo que hay y lo que le puedo ofrecer. En su mano está aceptarlo o rechazarlo.

-Si lo rechazo, ¿se quedarán estos individuos sin poder ejercer como socios al carecer de oponente?

-Me temo que no, puesto que una vez admitidos como tales no pueden ser dados de baja salvo en caso de expulsión, conforme a los estatutos. En este caso se les asignaría otro supervillano entre los que hubiera disponibles, aunque si me permite una opinión personal pienso que sería una lástima que usted y ellos tres no se convirtieran en superrivales, ya que su confrontación tendría muchos seguidores.

-Lo tengo que pensar -masculló Papá Noel-. Ya volveré.

Y se fue sin despedirse dando un portazo.

Por su parte, el administrativo paladeó su triunfo al tiempo que se regodeaba pensando en lo bien que le iba a venir el dinero que le habían entregado bajo cuerda los Reyes Magos para poder echar una cana al aire, que ya tenía ganas de disfrutar un poco fuera de esa repelente oficina.


Publicado el 9-1-2025