Un mundo defectuoso
El día siguiente al del Fin del Mundo Dios se apresuró a visitar la oficina de reclamaciones celestiales porque le habían vendido un mundo de tan mala calidad que se había estropeado sin que apenas hubiera podido disfrutar de él.
Como cabía esperar, su reclamación fue atendida entregándosele completamente gratis un mundo nuevo a cambio de lo poco que había quedado del antiguo; no podía ser de otra manera, puesto que la garantía del mismo no había caducado aún.
De todas formas, Dios decidió no volver a comprar en lo sucesivo ningún otro mundo a aquel proveedor; estaba convencido de que todo lo que allí se vendía era de muy mala calidad.
Publicado el 7-4-2005 en BEM