El Día Final



-Mucho me temo que esto es ya definitivo. -suspiró Schssss arrojando el periódico sobre la mesa.

-Así es, mi querido amigo. -respondió Grrrrw con el fatalismo propio de su raza- Hemos de hacernos a la idea de que esto se acaba, y nosotros con él.

Los titulares del periódico no podían ser más explícitos:


MAÑANA A MEDIODÍA EL GRAN ASTEROIDE
IMPACTARÁ CONTRA LA TIERRA.
LOS CIENTÍFICOS AFIRMAN QUE LA CIVILIZACIÓN
NO SOBREVIVIRÁ AL CATACLISMO


-Resulta irónico que tengamos que ser precisamente nosotros los testigos privilegiados de un acontecimiento cósmico que sólo ocurre una vez cada cientos de millones de años... -filosofó Schssss- Nunca pude imaginar que llegaría a presenciar el Fin del Mundo.

-Desde luego, se trata de algo de lo que ninguno de nuestros predecesores pudo disfrutar. -respondió su amigo- Y en cuanto a nuestros descendientes... bien, éstos no llegarán a existir siquiera.

-Está claro que nuestra raza se extinguirá, y con ella desaparecerá la única estirpe inteligente del planeta; pero me pregunto si ocurrirá lo mismo con el resto de los animales.

-Supongo que sí... -aventuró dubitativo Grrrrw- No veo la razón por la que vayan a ser más afortunados que nosotros; si logran sobrevivir al impacto y a los terremotos, tendrán que afrontar el consiguiente período glacial y de oscuridad en el que se sumirá el mundo a causa del polvo que, a modo de mortaja, cubrirá la totalidad del firmamento durante un buen puñado de años. Las plantas morirán por falta de luz, y sin plantas de las que alimentarse, los animales acabarán pereciendo de inanición. Están tan sentenciados como nosotros, me temo.

-Quizá algunos lo consigan...

-Hay científicos que opinan que, pese a todo, ciertos animales pequeños y primitivos podrían tener algunas posibilidades de supervivencia: los invertebrados, los reptiles, los anfibios, quizá también los mamíferos... pero desde luego no los dinosaurios; somos demasiado evolucionados como para poder adaptarnos. ¿De qué te ríes? -se interrumpió al observar la sonrisa que afloraba en el hocico de su compañero.

-¡Oh, no es nada! -respondió éste al tiempo que recobraba la seriedad- Durante un instante me he imaginado a un hipotético mamífero, descendiente remoto de sus ancestros actuales, convertido en un ser inteligente capaz de recrear nuestra civilización muchos millones de años después de que ésta desaparezca... una tontería, vamos.

-Por supuesto que es una tontería. -zanjó Grrrrw con vehemencia- No hay cosa más absurda que imaginar que unos seres tan toscos pudieran llegar a evolucionar tal como lo hicieron nuestros antepasados; antes lo creería, incluso de las tortugas o los cocodrilos. Pero los mamíferos... dicen los paleontólogos que son, cuanto menos, tan antiguos como nosotros, y sin embargo ahí los tienes: ¿les ha servido para algo? Mientras nosotros llegábamos hasta la cúspide de la evolución, ellos siguen siendo unas arcaicas e insignificantes alimañas a las que hemos tenido incluso que proteger para evitar que se extinguieran. ¿Te parecen los candidatos adecuados para sucedernos? -se burló- Para mí que no lograrán sobrevivir ni tan siquiera unos cuantos días.

-Tienes toda la razón; -reconoció Schssss- esos seres son un callejón sin salida de la evolución. Si durante tantísimo tiempo han sido incapaces de ir más allá, desde luego no cabe esperar que vayan a medrar justo cuando las condiciones ambientales se van a endurecer hasta unos niveles difícilmente imaginables. En fin; -suspiró de nuevo- no creo que eso nos preocupe demasiado a partir de mañana. Por cierto, ¿qué vas a hacer hasta entonces?

-Aguardaré en casa junto a mi compañera y los huevos de nuestra camada; es una lástima que por unos días no alcancemos a conocer a nuestros hijos. ¿Y tú?

-Pienso retirarme a la Casa de Meditación más cercana; lo de las orgías es algo que no va conmigo. ¿Y si nos vamos? Se está haciendo tarde...

Ambos amigos se levantaron al unísono, con tal precipitación que la cola de Grrrrw derribó el velador sobre el que estaban depositadas las casi intactas bebidas, derramándolas por el suelo.

-¡Vaya, qué torpeza! -exclamó éste al tiempo que hacía además de deshacer el desaguisado.

-¡Bah, déjalo! -respondió Schssss- ¿Qué más da? No creo que nadie vaya a sentarse ya aquí.

Instantes después el lugar quedaba desierto y silencioso... para siempre.


Publicado el 11-11-2005 en Velero 25