Un buen viaje



El acorazado imperial, atacado por una bandada de furiosas navecillas, vomitaba destrucción por todas sus bocas.

Ante él vio desintegrarse la nave de uno de sus compañeros, tan frágil como la suya propia. Él tuvo más suerte, esquivando por poco la letal caricia de un láser de gran potencia al tiempo que lanzaba una bomba al interior de una escotilla providencialmente abierta.

Huía, cuando el mensaje le llegó por el intercomunicador:

Próxima parada, Sol. Enlace con líneas...

Todavía adormilado, abandonó el vagón de metro camino de su quehacer cotidiano. Había sido un buen viaje; lástima que durara tan poco.


Publicado el 13-12-2012