Calentamiento global
Si he de ser sincero, nunca había prestado la menor atención a todas estas historias sobre el cambio climático que tan de moda están últimamente, y mucho menos a la agorera teoría que nos acusaba de ser nosotros los causantes del mal. Sin embargo ahora ya no estoy tan seguro de ello, al menos de lo primero, ya que últimamente parece notarse algo más de calor en casa, pese a que está muy bien aislada; aunque, claro está, puede que se trate tan sólo de imaginaciones mías...
No, no son imaginaciones. Decididamente hace cada vez más calor, eso es indudable, con independencia de cuales puedan ser las causas...
El calor comienza a ser insoportable. Mi casa, mi confortable casa, se está convirtiendo en un horno...
No puedo más. Todo alrededor mío arde, y mi propia piel comienza a supurar. Me ahogo... me muero... me...
* * *
-¡Mamá, la castaña tiene un bicho dentro! -exclamó el niño haciendo un gesto de repugnancia.
-Tranquilo, será un gusanito -le tranquilizó la madre-. Además está muerto, se ha quemado al asar la castaña.
-¡Pero es que me da mucho asco! -porfió el pequeño-. ¡No me la puedo comer!
-Nadie pretende que te la comas -respondió divertida su progenitora-. Tírala y coge otra. ¡Ahí no! -le reprendió al ver que la había arrojado al suelo-. A la basura.
Pero el crío no estaba por la labor de obedecerla y había salido corriendo de la cocina. Así pues, tuvo que ser ella quien lo hiciera. Tampoco logró que éste volviera ni, mucho menos, que cogiera más castañas asadas, temeroso de encontrar otra agusanada.
-Cariño, si no pasa nada... seguro que las demás están sanas. Mira qué hermosa es ésta que te he pelado.
No sirvió de nada. Su retoño se seguiría negando tozudamente a probarlas durante bastante tiempo.
Publicado el 23-11-2016