Descanse en paz
Confieso que nunca he alcanzado a entender la costumbre que tiene la gente de acudir en masa a los cementerios el día de Todos los Santos, al tiempo que durante el resto del año se olvidan por completo de sus familiares allí enterrados. De hecho, no puede resultar mayor el contraste existente entre las grandes aglomeraciones que se forman en ellos todos los primeros de noviembre -eso sin contar con que en realidad la festividad de los Fieles Difuntos no es ese día, sino al siguiente- y el desolador aspecto vacío que presentan nuestros camposantos en cualquier otro momento. Esto, claro está, sin contar con el ambiente festivo -en el aspecto negativo de la palabra-, por no decir irreverente, que poco a poco ha ido reemplazando al tradicional respeto que se tenía a todos aquellos ya fallecidos.
Por todo ello, siempre me he preguntado la razón por la cual las visitas a los cementerios no se reparten de una manera más racional y equilibrada a lo largo de todo el año, algo que sin duda resultaría mucho más cómodo para los visitantes... y para nosotros, que vemos alterada nuestra tranquilidad sin ninguna razón objetiva que lo justifique. Porque al fin y al cabo quienes en ellos yacemos también tenemos nuestros derechos, ¿no les parece a ustedes?
Publicado el 22-11-2016