Los hombres-lobo



-Los hombres-lobo no existen; aún más, nunca hubieran podido existir.

-¿En qué te basas para decir esto? -preguntó mi interlocutor- Hay multitud de pruebas que confirman la realidad de los mismos.

-Leyendas, ¡bah! -escupí despectivo- Hay que ser racionalista, y la razón niega tajantemente que pueda ser viable cualquier mezcla de animal y ser racional... Todo lo demás son sólo cuentos de viejas. Ten en cuenta que siempre se ha tendido a asimilar a cada animal con una cualidad determinada que le era propia, y en el caso de estos supuestos híbridos ocurre algo similar. Los hombres-lobo no son sino el símbolo de la animalidad que todos llevamos dentro, un residuo en suma que el subconsciente aún conserva de nuestra herencia más ancestral.

-Pues yo insisto en que...

No le dejé terminar ya que para mí esta discusión carecía de sentido. Sin decir una palabra (habría sido completamente inútil intentar convencerle con argumentos lógicos) me alcé sobre mis cuatro patas y, moviendo el rabo con displicencia, me dirigí hacia la cercana lobera. Mi compañera acababa de parir y me interesaban infinitamente más mis preciosos lobeznos que toda esa sarta de tonterías sobre los imaginarios y absurdos lobos-hombre.


Publicado el 25-5-2004 en Ochocientos y el 19-12-2006 en Efímero