El mejor viaje



La gran avenida que unía el palacio imperial con el Gran Templo resplandecía bajo la luz de los dos soles. Aclamado con entusiasmo por sus súbditos, descendió majestuosamente por la escalinata. A su derecha, bella como una diosa, caminaba la que pronto sería su esposa.

El Sumo Sacerdote les aguardaba en las puertas del templo, y tras saludarles con una reverencia procedió a darles la bienvenida.

Próxima parada, Nuevos Ministerios. Enlace con las líneas...

Todavía adormilado, abandonó el tren camino de su trabajo cotidiano. Había sido un buen viaje; lástima que durara tan poco.


Publicado el 11-1-2011