Nueva partida



-Vuelvo a jugar con blancas.

-También es casualidad que siempre le toquen a usted... -rezongó su rival.

-La suerte, hijo, la suerte.

-La suerte sería, según la ley de probabilidades, que nos tocaran a cada uno la mitad de las veces, algo que no ha ocurrido nunca hasta ahora.

-Esa ley es estadística, no determinista, y sólo se cumple, siempre de manera aproximada, cuando el número de eventos, partidas en este caso, es suficientemente elevado. Todavía no llevamos jugadas las suficientes, por lo que no son de extrañar estas desviaciones del promedio que deberán irse corrigiendo conforme vayamos jugando más.

-A no ser que el sorteo de las piezas esté sesgado -se le escapó.

-¿Insinúas acaso que pueda estar haciendo trampas? -le amenazó en tono sombrío.

-Yo no he dicho eso -replegó velas prudentemente, aunque era evidente que lo pensaba; al fin y al cabo él era el subordinado, y de sobra sabía cual había sido el poco envidiable paradero de sus predecesores que habían osado protestar a su vengativo jefe, nada proclive a perder una sola partida-. Lo que sí me gustaría, lo reconozco, es tener la oportunidad de jugar con las blancas al menos una vez.

-Ya llegará, no te preocupes por eso -condescendió hipócritamente su superior-. Pero siempre tienes la oportunidad de ganarme con las negras, al fin y al cabo ambos contamos con idéntico número de piezas.

Y un cuerno, se dijo poniendo extremo cuidado en no decirlo en voz alta; como si las piezas negras tuvieran la misma capacidad de movimientos, y por lo tanto de capturar presas enemigas, que las blancas. ¿Por qué tendría que haber sido él, entre todos los millones de compañeros suyos, el elegido como sparring de su marrullero jefe?

-Está bien -se resignó-. Volveré a jugar con las negras.

-Así me gusta, la deportividad ante todo -concedió hipócritamente su todopoderoso rival-. Coloquemos las piezas en el tablero, estoy impaciente por empezar.

Dando ejemplo, se apresuró a situar en sus escaques a Adán y Eva y al resto de las blancas, mientras el contrito Lucifer hizo lo propio con la serpiente y todas las demás. Aunque estaba convencido de su inevitable derrota, al menos intentaría venderla cara.


Publicado el 1-1-2021