Con Renfe ya habría llegado



Miguel Strogoff, el intrépido correo, se había visto obligado a afrontar penalidades sin cuento teniendo que cruzar una ciudad colapsada por un tráfico infernal y tardando varias horas en llegar a su destino, una población del cinturón metropolitano. A ello se sumaban la tensión de conducir, el insoportable ruido de los cláxones, la contaminación... y el no menos arduo problema del aparcamiento una vez alcanzada su meta.

Cuando finalmente logró su objetivo pasó junto a una estación de Cercanías, lo que le hizo recordar una antigua frase publicitaria: “Con Renfe ya habría llegado”.


Publicado el 30-9-2014