El solomillo del chef



-¡Camarero! El solomillo del chef estaba exquisito. Es el mejor que he comido en mi vida.

-Celebro que le haya gustado, señor -respondió el aludido con la sonrisa mercenaria propia de su oficio-. Le puedo asegurar que nuestra casa pone especial empeño en ofrecer a sus clientes unos platos únicos e irrepetibles.

-Me gustaría poderlo felicitar personalmente -porfió el cliente arrogándose ínfulas de crítico gastronómico-. El plato lo merecía.

-Lamento infinito no poder complacer su deseo -se excusó el camarero tras un breve titubeo-, pero como le he dicho nuestros platos son realmente -recalcó el adverbio- únicos. Eso sí, si a alguno de ustedes le apetece -recorrió con la vista a su interlocutor y al resto de los ocupantes de la mesa- puedo traerles otro plato del mismo chef; todavía nos quedan algunas chuletas, lomo bajo y filetes de jamón. Ah, creo que también parte de los menudillos.

En un silencio sepulcral los cuatro comensales se miraron entre sí y, tras abonar la cuenta con precipitación, se apresuraron a abandonar el restaurante excepto uno, que se dirigió atropelladamente a los servicios.


Publicado el 28-4-2019