Anillos



Cuando en 1610 Galileo enfocó por vez primera su primitivo telescopio al planeta Saturno, se llevó una gran sorpresa al descubrir que éste estaba rodeado de un extraño objeto que no supo identificar, considerando erróneamente que se trataba de un planeta triple. El misterio de Saturno habría de esperar hasta 1659, fecha en la que Chistian Huygens, utilizando un telescopio más perfeccionado, consiguió desentrañar la verdadera naturaleza del planeta, que demostró estar rodeado de unos espectaculares anillos.

Durante muchos años los astrónomos creyeron que los anillos de Saturno eran una singularidad única en el Sistema Solar, pero hoy en día se sabe que son un fenómeno común a los cuatro planetas gigantes, si bien los anillos de Júpiter, Urano y Neptuno son mucho más tenues que los de Saturno, lo que hizo que no fueran descubiertos hasta fechas muy recientes. Los de Júpiter fueron detectados por vez primera por la sonda Voyager 1 en 1979, mientras los de Urano y Neptuno lo fueron desde la Tierra por observación telescópica, los primeros en 1977 y los segundos a mediados de la década de los ochenta, siendo confirmada posteriormente su existencia por las sondas Voyager.

Aunque tanto su estructura como su tamaño varían mucho de un planeta a otro, todos los anillos tienen en común su composición, basándose en partículas de pequeño tamaño. Es completamente falsa la teoría que afirmaba que los anillos de Saturno se habían formado por la destrucción de un satélite preexistente; por el contrario, los fragmentos que conforman los anillos son los residuos de la formación de los diferentes sistemas de satélites que, debido a su cercanía al planeta, no pudieron agruparse en cuerpos mayores debido a la acción de las fuerzas de marea. Durante algún tiempo se creyó que no era posible la existencia de satélites en la región de los anillos, situada por debajo del límite de Roche, pero las fotografías enviadas a la Tierra por las sondas espaciales revelaron la presencia de varios astros de pequeño tamaño, pero muy superior al de las partículas de los anillos, cuyas órbitas discurren en el interior de éstos, razón por la que a estos cuerpos se los denominó satélites pastores.

En junio de 2013, aunque el descubrimiento no se hizo público hasta marzo de 2014, se descubrió la existencia de dos anillos circundando a Cariclo, un asteroide centauro, que se convierte así en el primer cuerpo del Sistema Solar, a excepción de los cuatro planetas gigantes, provisto de ellos.


Publicado el 14-7-2009
Actualizado el 28-5-2014