Mercurio



Primer planeta del Sistema Solar por su cercanía al Sol y el de menor tamaño a excepción de Plutón y el resto de los planetas enanos. Con un diámetro de 4.880 kilómetros, es más pequeño incluso que varios satélites como Ganímedes y Titán, igualando en tamaño a Calixto.

Se encuentra situado a una distancia media de 58 millones de kilómetros del Sol (0,38 UA), aunque su órbita es notablemente excéntrica (46 millones de kilómetros en el afelio y 70 en el perihelio). Su período de traslación en torno al Sol es de sólo 88 días.

Aunque durante mucho tiempo se creyó que Mercurio presentaba siempre la misma cara al Sol, en 1965 se descubrió que su período de rotación era de 58,6 días, lo que supone una resonancia de 3:2 entre los períodos traslación y rotación. Debido a este hecho, relativamente común entre los componentes del Sistema Solar, durante el perihelio Mercurio presenta siempre la misma cara hacia el Sol, llegando a alcanzar su superficie temperaturas de más de 400 ºC.

Junto con la Tierra y Venus, Mercurio es uno de los planetas más densos del Sistema Solar, con una densidad media de 5,4 gramos por centímetro cúbico, lo que hace pensar en la existencia de un núcleo metálico en su interior. Carece de atmósfera, y presenta una superficie muy similar en aspecto a la de la Luna, con multitud de cráteres y algunas zonas oscuras parecidas a los mares lunares que reciben aquí el nombre de desiertos.

Los accidentes geográficos han sido bautizados con nombres de autores, poetas, pintores y compositores ilustres, a excepción de uno de los cráteres más brillantes, el Kuiper, en honor al astrónomo estadounidense Gerard Kuiper. El cráter más notable es sin duda Caloris Planitia, un cráter meteórico de más de 1.300 kilómetros de diámetro. Un hecho notable es un sistema de escarpaduras de 500 a 1.000 m de altura y varios centenares de kilómetros de largo, que incluso atraviesan varios cráteres.

En noviembre de 2012 la NASA emitió un comunicado informando que la sonda espacial Messenger, en órbita en torno al planeta desde marzo de 2011, había detectado la presencia de grandes cantidades de hielo de agua, y quizá también de otras substancias volátiles, en el fondo de algunos cráteres situados en las cercanías del polo norte, los cuales nunca reciben la luz del Sol pese a la proximidad de Mercurio al mismo. Este hielo resultó estar recubierto por una sustancia oscura que se cree podría corresponder a compuestos orgánicos procedentes, probablemente, de impactos meteóricos.


Publicado el 4-9-2009
Actualizado el 30-11-2012